Wania Cidade** y Jorge Kantor***
Por que escrevo?
Por que tenho que
Porque minha voz
Em todas as suas dialéticas
Foi silenciada por muito tempo
Jacob Sam La Rose
A seção Vórtice apresenta neste exemplar uma vigorosa conversa sobre um tema nada comum entre nós, psicanalistas: “O racismo como fator clinico relevante”. Os autores, de diferentes regiões da América Latina, abordam de modo sensível esse tema sem lugar nas narrativas psicanalíticas, mas corrente nas culturas dos diversos países de nossa Latinoamérica. Certamente não enxergamos o “racismo” por se tratar de um fenômeno estrutural em nossas sociedades, normatizado, uma vez que não é visto nem problematizado, funcionando em nossas vidas e relações sem que haja o estranhamento. Trata-se de uma questão que é fruto da violência colonial que se espalhou pelas Américas com reflexos pelo mundo inteiro, mas que em poucos ambientes é configurada como tal, a despeito de gerar angústias e atualizar a violência.
O campo psicanalítico é farto em experiências que podem nos dar a ver como o racismo opera nas relações, nas normas existentes, nas condições de vida dos sujeitos, no desenrolar dos acontecimentos nas sociedades.
Embora determinados grupos raciais nem sequer cheguem aos consultórios de psicanálise ou à formação psicanalítica, como negros e índios, por exemplo, ainda que tenhamos países como o Brasil ‒que é majoritariamente constituído por negros‒, criar espaços para pensarmos em nossa inserção no mundo, e a dos sujeitos que nos procuram, é uma tarefa que auxilia na compreensão das complexidades com as quais lidamos.
Ao psicanalista cabe se manter em sua função de analisar, sem discriminar e acolhendo o analisando, mantendo-se em sua prática dentro da ética da psicanálise ‒da escuta do material inconsciente no encontro com seu analisando. Contudo, se o analista estiver sensível a essa questão, muito possivelmente iluminará vivencias compartilhadas em sua clínica pessoal. Antes, precisamos reconhecer que o racismo existe, assim como a dor psíquica originária de um sofrimento que é impingido pela diferença, pela cor da pele, por uma lógica eurocentrada. É assim com os negros, índios, árabes, judeus (este último grupo bastante presente nos textos psicanalíticos, com todo o sofrimento transgeracional causado pelas perseguições e holocausto), e podemos dizer que com todos cujas diferenças ficam evidentes para além das palavras.
Se algo que nos marca e constitui é negado pelo outro, se o outro não pode se identificar com a dor do racismo e nem sequer a reconhece: temos aí um problema. Se o outro entende que não existem diferenças entre ele próprio, seu modo de viver e o do índio ou do árabe, e assim por diante, se ele vê como se fôssemos todos iguais: temos aí um problema, pois ele não conseguirá enxergar a subjetividade que as relações, a sociedade e a cultura fazem questão de qualificar, produzindo adoecimento psíquico, experiências traumáticas, retraimento e exclusão. Essa construção social, que gera conflitos e resistências, tanto no campo social como no do sujeito, deve ser objeto de investigação do psicanalista. É um assunto que precisa ser pensado, conversado, elaborado.
O preconceito está em todos nós e é importante pensar como os analistas lidam com isso. Ele pode estar no divã, na poltrona, na relação, ou podemos observar os seus efeitos nos ambientes que frequentamos. A psicanálise pressupõe a liberdade, a singularidade, a diferença. Como o analista pode acessar suas ferramentas para se aproximar da resistência em se falar dessa lógica perversa? Estamos diante de um obstáculo/sintoma que carece de reflexão, e mudança, por parte dos psicanalistas.
Vórtice está intentando sacudirse de la inercia respecto al tema del racismo. En tal sentido, en esta ocasión, explora ocho narrativas recogidas, en la intimidad de los consultorios, por psicoanalistas localizados en Brasil, Canadá, Colombia, Chile, México y Venezuela, y de ese modo espera contribuir al entendimiento de esta expresión tan profunda y compleja de la psique humana, así como también intenta producir una mayor comprensión respecto a las implicancias de los prejuicios y la intolerancia racial en la práctica clínica.
De un modo semejante a como está sucediendo la evolución de la conciencia respecto al lugar de la mujer en nuestra civilización o a la cuestión de la bisexualidad constitucional de los seres humanos, la problemática de las relaciones de poder vinculadas a la cuestión racial se está siendo cada vez más evidente para que todos vean y entiendan.
Indagaremos sobre este tema a través de la perspectiva de ocho psicoanalistas, los que han tomado en cuenta la palpitante regularidad de las expresiones sentidas desde el color de la piel y la adjudicación política y social, en un sentido jerárquico, que se le da a esta condición de la naturaleza. Se trata de dar cuenta de una intensa fábrica de prejuicios y afectos que hace que el componente racial se vuelva algo trascendental y definitivo en la vida de las personas. El psicoanálisis en ninguna parte del mundo puede sustraerse a la relevancia de este factor.
Iván Gutiérrez Cuadrado (Bogotá, Colombia) señala que la clínica nos lleva a cuestionarnos continuamente sobre el psiquismo de las personas que nos consultan y sobre nosotros mismos; sin embargo, en ese cuestionamiento, puntualiza, rara vez fijamos nuestra atención en el vínculo existente entre identidad y racismo. Nos muestra cómo se desatasca el entumecimiento característico de la represión del factor racial usando un ejemplo clínico.
Jorge Luyando Hernández (México) narra, a través de la narración de una primera sesión de consulta, cómo la persona que consulta es discriminada por el profesional, quien se ve limitado por sus propios prejuicios al no reconocer contenidos inconscientes de discriminación racial en el encuadre.
Alice Becker Lewkowicz (Porto Alegre, Brasil) aponta o espaço escolar como um dos mais perversos para a criança negra, onde aprenderá, através da experiência, que não tem um reconhecimento social que lhe confira um lugar de respeito. Nos dice, también, citando al poeta Cabral de Melo, que tendremos que reconocer las peculiaridades racistas que estructuran nuestras propias mentes, “a parte que nos cabe deste latifúndio”.
Cyril Levitt (Toronto, Canadá) relata una situación clínica en la que la persona en análisis utiliza los mecanismos de defensa de proyección paranoide e identificación con el agresor discriminador contra sentimientos racistas, con el objetivo de vehiculizar el deseo de encajar en un círculo social idealizado, en desmedro de la valoración de sus propios orígenes étnicos.
Lúcia Palazzo (Río de Janeiro, Brasil) destaca o conceito de raça que estabeleceu a diferença entre negros e brancos, y escribe sobre el miedo que levanta barreras que atraviesan la escena analítica en el contacto con el desconsuelo de las personas afrodescendientes, de modo tal que su realidad psíquica es muchas veces negada.
Margareta Hargitay Wieser (Caracas, Venezuela) nos hace notar, asimismo, que la formación y la práctica psicoanalíticas poco o nada exploran el factor racial. Aunque el ciudadano promedio se jacta de ser abierto y de no discriminar por raza, cultura o nivel socio económico, sí lo hace. El caso de un muchacho de clase humilde, visto con sospecha y temor, ilustrará un periplo por la violencia de las calles y los tatuajes de la piel.
Gabriel Dukes (Santiago, Chile) nos hace notar que la xenofobia tiene muchos rostros. Dos ejemplos clínicos breves ilustran, junto con la situación social que está viviendo su país frente a la inmigración, los diferentes destinos del racismo.
Ney Marinho (Río de Janeiro, Brasil) llama la atención sobre la necesaria diferenciación, que a menudo puede pasar desapercibida, entre repetición y continuidad, con respecto al racismo.
Observamos na leitura dos artigos que os diversos grupos humanos foram, e ainda são, divididos ao longo da história por aqueles que dominam e sustentam a própria experiência como norma, ratificando a exclusão.
Vórtice en este número aspira a contribuir
a la toma de conciencia de parte de los psicoanalistas latinoamericanos de esta
lacra de la humanidad.
[*]Todo el proceso de creación de Vórtice está antecedido por un intenso y productivo diálogo entre el editor de la sección, Jorge Kantor, y el equipo: Cecilia Rodriguez, Eloá Bittencourt, María Luisa Checa y Wania Cidade. Fue a partir del intercambio de ideas de este grupo, buscando un tema para este número de Vórtice, que se originó este texto que se hizo cuerpo en el diálogo entre Wania y Jorge, a partir de los textos de los autores invitados para dar vida a la sección. Jorge vive en Perú y Wania, en Brasil. Los autores que produjeron los ocho textos que componen la sección, tienen diferentes orígenes citados por la dupla que también señala cómo persiste una zona de conexión que lleva a que las vicisitudes y problemas se repitan por aquí y por allá. Se trata siempre del ser humano. La edición de la revista Calibán optó por mantener el texto en la forma original de su redacción y así exponer la mixtura de ideas y el vívido proceso que se expresa en su escritura: a dos corazones, dos mentes, dos líneas de experiencias de vida, dos idiomas. Esperamos que disfruten de estos distintos diálogos posibles.
[**] Sociedade Brasileira de Psicanálise do Rio de Janeiro.
[***] Sociedad Psicoanalítica Peruana.